Me gusta el formato panorámico. Da una sensación de generosidad, de tener suficiente espacio para poner todo lo que convenga y el resultado final es de una pintura bien maja. A veces pienso que esta tendencia que tengo al formato alargado venga de unos cines que existían en los años setenta: los cineramas y vistaramas.
De pequeño me encantaba ir al cine, pero la primera vez que me llevaron al Regio Vistarama Palace me quedé alucinado. Fue una especie de experiencia límite. Una pantalla alargada y enorme, aforo de mil personas, aire acondicionado Carrier. Para mi entorno habitual, gris y feo, eso fue un salto cualitativo considerable.
Y algo debe de quedar de todo eso cuando cojo un papel de 35x100cm, como en el caso de la marina colgada, y me pongo a pintar a lo ancho. Es un gusto. Supongo que al espectador se le pierden los detalles de los márgenes, tal como pasaba con el Vistarama, pero no dejan de estar ahí, envolviendo el tema principal, el núcleo de la pintura.
De pequeño me encantaba ir al cine, pero la primera vez que me llevaron al Regio Vistarama Palace me quedé alucinado. Fue una especie de experiencia límite. Una pantalla alargada y enorme, aforo de mil personas, aire acondicionado Carrier. Para mi entorno habitual, gris y feo, eso fue un salto cualitativo considerable.
Y algo debe de quedar de todo eso cuando cojo un papel de 35x100cm, como en el caso de la marina colgada, y me pongo a pintar a lo ancho. Es un gusto. Supongo que al espectador se le pierden los detalles de los márgenes, tal como pasaba con el Vistarama, pero no dejan de estar ahí, envolviendo el tema principal, el núcleo de la pintura.
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